Una función principal de la Palabra de Dios: dar testimonio del Señor Jesucristo

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hombre señalando pasaje de la Biblia

En entradas anteriores, hablamos sobre el Espíritu como la esencia de la Palabra de Dios, Cristo mismo como su contenido y Dios como su origen.

Además, mencionamos acerca de las funciones de la Palabra de Dios y su propósito. ¿Sabía usted que la Palabra de Dios tiene por lo menos seis funciones principales? En esta entrada nos enfocaremos solamente en una: dar testimonio del Señor Jesucristo.

¿Qué significa la palabra “función” y por qué es importante que sepamos su significado?

La función de cierta cosa es el propósito o intención por la cuál existe. Conocer la función de algo determina la forma en que la entendamos o usemos. Por ejemplo, sabemos que la función de un microondas es calentar la comida, de modo que lo usamos de esta manera. No lo usamos para abrir latas. Sin embargo, imaginemos que nunca antes hemos visto un microondas y no sabemos cuál es su función. Probablemente, perdamos el tiempo presionando los botones y observando cómo funciona. Después de experimentar un poco más, pueda que nos frustremos, pues sabemos que no obtenemos el resultado que deseábamos obtener. Estamos decepcionados y es probable que nos demos por vencidos y lo usemos como un cajón para almacenar cosas. No obstante, aunque usemos el microondas de esta manera, ciertamente, esta no es la manera para la que se pretendía darle uso. Acabamos usándolo de esta manera porque no sabemos la verdadera función del microondas y no obtenemos el beneficio completo del mismo.

Asimismo, si no sabemos cuáles son las funciones principales de la Palabra de Dios, podemos perder bastante tiempo enfocándonos en la Biblia de una manera que no pretendemos hacerlo. Como resultado, no obtenemos el beneficio completo de la Palabra de Dios.

¿De qué manera nos acercamos a la Palabra de Dios?

Lo que nosotros pensemos en cuanto al propósito y la función de la Palabra de Dios, tendrá un efecto enorme en cómo nos acerquemos a ella.

Por ejemplo, digamos que creemos que la función de la Palabra de Dios es para hacernos sentir bien cuando experimentamos pruebas o para instruirnos en cuanto a un comportamiento ético. Entonces, cada vez que abramos la Biblia, buscaremos los versículos que nos hacen sentir bien o que nos indiquen directrices para tener un vivir moral. Si creemos que la función principal de la Biblia es para enseñarnos doctrinas cristianas importantes, entonces, la estudiaremos, memorizaremos y analizaremos. O si creemos que la función de la Biblia es transmitir historias con carácter instructivo o interesantes acerca del pueblo de Dios, entonces la leeremos como un libro de historia o libro de historias.

Naturalmente, sabemos que la Biblia sí tiene estas funciones. Sí somos confortados por Dios en Su Palabra. La Palabra de Dios también instruye a Su pueblo en cuanto a su modo de vivir, y a menudo nos corrige y ajusta cada vez que la leemos. Y no cabe duda que la Palabra de Dios nos provee conocimiento adecuado en cuanto a Dios, Cristo y la vida cristiana. Las Escrituras también nos proveen la historia importante que debemos saber acerca del pueblo de Dios. Sin embargo, estas no son las funciones principales de la Palabra de Dios. Y cuando nos enfocamos en estas cosas, pasamos por alto el beneficio de este Libro cuya esencia, contenido y origen es Dios mismo.

La manera de leer la Biblia según el Señor Jesús

Para poder obtener de la Biblia lo que Dios desea, es necesario que nos acerquemos a la Biblia según sus funciones principales. Veamos estos dos versículos que nos ayudarán a entender una de las funciones específicas de las Escrituras: dar testimonio de Cristo.

1. Juan 5:39

“Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí”.

En Juan 5, el Señor Jesús les hablaba a los judíos que conocían las Escrituras y que las escudriñaban para buscar la vida eterna. No obstante, estos “escudriñadores de las Escrituras” solamente confiaban en las letras en blanco y negro de las Escrituras para obtener vida. Ni siquiera creían en el Señor Jesús como Aquel de quien las Escrituras testifican, Aquel que puede dar vida. Como resultado, pasaron por alto a la Persona vivificante que se encontraba parada justamente enfrente de ellos.

Estos lectores de la Biblia pensaron que solamente las Escrituras les proveerian vida eterna. Sin embargo, el Señor Jesús claramente dijo en el versículo 39 que las Escrituras dan testimonio de una Persona maravillosa: Él mismo. Esta Persona era el Único que les podía dar vida. En el siguiente versículo, vemos cuál es el problema: “Pero no queréis venir a Mí para que tengáis vida”. Pasaron por alto al Señor Jesús, el Único dador de vida y Aquel de quien la Biblia da testimonio, debido a que cometieron un error bien crucial de separar las Escrituras del mismo Señor Jesús.

¿De qué manera podemos evitar no cometer el mismo error hoy día? Debemos darnos cuenta que la Palabra de Dios y Cristo son uno. La Biblia es la Palabra de Dios escrita y Cristo es la Palabra viviente de Dios. Si la Palabra escrita no tuviera la Palabra viviente, Cristo como la realidad, estaría vacía y sencillamente sería un libro con letras en blanco y negro. No obstante, sin la Palabra escrita, sería difícil conocer a Cristo, nos parecería abstracto y vago. La Palabra escrita da testimonio y expresa la Persona de Cristo, y Cristo es la realidad de la Palabra escrita. Los dos son uno y no deben de separarse.

Si pensamos que la Palabra de Dios y Cristo son dos cosas diferentes, es probable que obtengamos bastante conocimiento de las escrituras y aún así pasar por alto a la Persona vivificante de quien se da testimonio en las Escrituras. Cuando leemos la Biblia sin realmente venir a Él, en vez de ser avivados y recibir el suministro, nos sentimos vacíos y secos.

La nota 1 del versículo 39 en la Versión Recobro dice:

“’Escudriñáis las Escrituras’ puede estar separado de ‘venir a Mí’ (v. 40). Los religiosos judíos escudriñaban las Escrituras pero no estaban dispuestos a venir al Señor. Estas dos cosas deben ir juntas. Puesto que las Escrituras dan testimonio del Señor, no deben estar separadas de Él. Es posible tener contacto con las Escrituras sin tener contacto con el Señor. Sólo el Señor puede dar vida”.

De modo que la clave para nuestra lectura de las Escrituras es obtener el beneficio que Dios desea, el cual es nunca separar la Palabra de Dios escrita de Cristo, la Palabra viviente de Dios. No debemos acudir a la Biblia con el pensamiento de que es un libro con letras en blanco y negro cuya función principalmente es enseñarnos doctrinas o mostrarnos una buena manera de vivir. Su función es dar testimonio y revelarnos a la Persona viviente de Cristo. Cuando acudimos a la Palabra, es necesario que acudamos a Cristo. Es necesario que acudamos a la Biblia con un corazón que desee tener a Cristo revelado a nosotros. Cuando nos acerquemos a la Palabra de Dios de esta manera, no pasaremos por alto a esta Persona viviente de quien las Escrituras dan testimonio.

2. Lucas 24:44

“Y les dijo: Estas son Mis palabras, las cuales os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

El Señor Jesús habló estas palabras a Sus discípulos después de que resucitó de entre los muertos, diciéndoles que en todo el Antiguo Testamento —la ley de Moisés, los profetas y los salmos—Son una revelación de Él mismo.

¿Qué significado tiene esto en relación a nuestra lectura bíblica de hoy?

La ley de Moisés contiene los detalles de la ley que Dios dió a los hijos de israel, al igual que una larga historia. No obstante, el Señor claramente indicó que el objetivo de estos libros y del resto del Antiguo Testamento, no es meramente para que aprendamos acerca de la ley o sus historias interesantes del pasado. El objetivo principal de estos libros es dar testimonio del Cristo viviente.

Por ejemplo, en Éxodo 2 cuando los israelitas salieron de Egipto, Dios le dijo a Moisés que cada familia debería tomar un cordero sin mancha, matarlo y rociar su sangre en el dintel de la puerta y comer su carne. Si este relato solamente es una historia para nosotros, nos puede parecer interesante, pero no obtenemos el verdadero beneficio que Dios tiene para nosotros en este relato.

Sin embargo, si nos damos cuenta de que esta historia del Antiguo Testamento habla de Cristo, se nos abrirá una nueva esfera de las riquezas de Cristo. Veremos que en el Nuevo Testamento Jesús es el cumplimiento de esta escena en Éxodo. Él es el Cordero sin mancha, Aquel que murió por nosotros, Quien derramó Su sangre sin pecado para redimirnos, y Quien llegó a ser nuestra comida a fin de sustentarnos en nuestro viaje de salida del mundo esclavizador. ¡Cuánto de Cristo es testificado y revelado en sólo este pasaje de Éxodo!

Todo lo que se presenta en cada uno de los libros del Antiguo Testamento son ciertamente un tipo de Cristo, quien es el cumplimiento en el Nuevo Testamento de cada cosa positiva. Conforme Cristo se revela a nosotros en la Palabra de Dios, comenzamos a experimentarlo como el cumplimiento y realidad de estos tipos. Vemos más de lo que Él es para nuestra experiencia, y más lo apreciamos y amamos. El Antiguo Testamento ciertamente nos revela ¡cuán rico nuestro Cristo es para nosotros!

(Para leer más sobre cómo el Antiguo Testamento revela a Cristo, le recomendamos uno de nuestros libros gratuitos: El Cristo todo-inclusivo)

Conocemos a Cristo mediante la Palabra escrita

No hay manera de conocer a Cristo basándonos en nuestro propio pensar o en nuestra propia imaginación. Sin embargo, ¡le damos gracias a Dios que tenemos la Biblia! y una de las funciones principales de la Biblia es revelarnos a Cristo. Toda la Palabra de Dios da testimonio de la Persona viviente de Cristo y nos muestra todo lo que Él es para nosotros.

Por Su misericordia, aprendamos a acercarnos a la Palabra de Dios de esta manera. Cada vez que abramos la Biblia, acudamos al Señor Jesús. Acudamos con un corazón abierto, queriendo tener más revelación de Su Persona maravillosa. Cuando nos ponemos los “anteojos de Cristo” para leer la Biblia, lo veremos en cada parte de Su Palabra. Seremos bendecidos con mensajes frescos y nuevos del Cristo viviente, y ¡disfrutaremos a Aquel que da vida!

Todos los versículos y las notas son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí.