3 cosas maravillosas que sucedieron en la resurrección de Jesucristo

¿Necesita ayuda para entender la Biblia?

Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios.

Pídala ahora
Biblia abierta sobre una mesa

La resurrección de Jesucristo es un principio esencial de nuestra fe cristiana. Es sólo por la muerte redentora de nuestro Salvador y Su resurrección que somos justificados ante Dios y salvos eternamente.

Romanos 4:25 deja esto claro:

“El cual [Jesús] fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación”. 

Pero además de esto, ¿sabía que la Biblia habla de tres cosas maravillosas que sucedieron cuando Jesús resucitó de entre los muertos?

En esta entrada, leeremos versículos y notas útiles en el Nuevo Testamento Versión Recobro que revelan estas tres cosas. Esperamos que esto nos dé una visión más amplia y una apreciación más profunda de la resurrección de Jesucristo.

1. Los creyentes fueron regenerados

La mayoría de nosotros podemos narrar exactamente cuándo recibimos al Señor Jesús y nacimos de nuevo, o fuimos regenerados. 

Si bien es cierto que cada uno de nosotros fue regenerado en una fecha particular, 1 Pedro 1:3 dice algo extraordinario:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su grande misericordia nos ha regenerado para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. 

Este versículo nos dice que cuando Jesús resucitó, ¡todos fuimos regenerados! Esto es difícil de comprender, pero según la Palabra de Dios, es un hecho extraordinario. El Dios eterno no está limitado por el tiempo. Según el punto de vista divino, Pedro, Pablo y todos los creyentes en Cristo a lo largo de los siglos, incluyéndonos a nosotros, fueron regenerados en la resurrección de Jesús de entre los muertos.

La nota 4 de este versículo en la Versión Recobro explica lo que es la regeneración:

“La regeneración, al igual que la redención y la justificación, es  un aspecto de la plena salvación de Dios. La redención y la justificación resuelven el problema que tenemos con Dios y nos reconcilian con Él; la regeneración nos vivifica con la vida de Dios, llevándonos a una relación de vida, una unión orgánica, con Dios. Por consiguiente, la regeneración da por resultado una esperanza viva. Tal regeneración es efectuada por medio de la resurrección de Cristo de entre los muertos”. 

Romanos 4:25 nos dice que el hecho de que Jesús resucitó de entre los muertos fue para que fuéramos justificados objetivamente ante Dios. Pero 1 Pedro 1:3 revela aún más. A través de la resurrección de Jesús, también fuimos regenerados interiormente con la vida de Dios. Dado que fuimos vivificados con la propia vida de Dios, ahora compartimos Su vida y tenemos una relación de vida con Él. Esto es lo que Dios planeó originalmente para nosotros.

2. Jesucristo llegó a ser el Hijo primogénito de Dios

Mucha gente está familiarizada con Juan 3:16:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no perezca, mas tenga vida eterna”. 

Dios manifestó Su gran amor por los pecadores caídos al dar a Su Hijo unigénito. Dios no escatimó a Su amado Hijo sino que lo envió a este mundo a morir por nosotros, para que todos los que en Él creen no perezcan, mas tengan vida eterna.

El Hijo unigénito de Dios era y es divino. Pero cuando se encarnó para ser el hombre Jesús, Él tomó la naturaleza humana. Él era divino y humano al mismo tiempo, Dios pero hombre: un Dios-hombre. Éste es Aquel que murió en la cruz por nosotros.

Luego, hablando de la resurrección de Cristo, Hechos 13:33 dice:

“La cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: ‘Mi Hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy’”.

Dado que Cristo ya era el Hijo unigénito de Dios, incluso antes de la resurrección, ¿por qué dice este versículo que en el día de la resurrección Él fue engendrado de Dios?

La nota 1 sobre este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro nos ayuda a entender:

“La resurrección fue un nacimiento para el hombre Jesús. Él fue engendrado por Dios cuando resucitó y así llegó a ser el Hijo primogénito de Dios entre muchos hermanos (Ro. 8:29). Él era el Hijo unigénito de Dios desde la eternidad (Jn. 1:18; 3:16); después de la encarnación y mediante la resurrección, Él fue engendrado por Dios en Su humanidad como el Primogénito de Dios”. 

Las palabras encarnación y humanidad aquí son clave. Cristo, que es divino de eternidad a eternidad, se hizo hombre, murió como hombre y resucitó como hombre. A través de la resurrección, Él fue engendrado en Su humanidad como el Hijo Primogénito de Dios.

Que Cristo sea el Hijo primogénito de Dios implica la existencia de muchos otros hijos. ¡Esos somos nosotros! Nosotros, por supuesto, nacimos poseyendo la vida humana. Al nacer de nuevo, obtuvimos la vida divina y ahora somos hijos de Dios. Cristo es el Hijo primogénito con divinidad y humanidad, y nosotros somos Sus muchos hermanos.

Juan 20:17 nos dice lo que Jesús le dijo a María la magdalena en la mañana de Su resurrección:

“Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre; mas ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios”. 

Ahora leamos la nota sobre hermanos en este versículo:     

“Anteriormente, el término más íntimo que el Señor había usado al referirse a Sus discípulos era ‘amigos’ (15:14-15). Pero después de resucitar, comenzó a llamarlos ‘hermanos’, porque mediante Su resurrección Sus discípulos habían sido regenerados (1 P. 1:3) con la vida divina que fue liberada por Su muerte que imparte vida, como se indica en 12:24. Él era el grano de trigo que cayó en tierra, murió y creció para generar muchos granos, a fin de producir un solo pan, el cual es Su Cuerpo (1 Co. 10:17). Él era el único Hijo del Padre, es decir, la expresión individual del Padre. Por medio de Su muerte y resurrección, el Unigénito del Padre llegó a ser el Primogénito entre muchos hermanos (Ro. 8:29). Sus muchos hermanos son los muchos hijos de Dios y son la iglesia (He. 2:10-12), la expresión corporativa de Dios el Padre en el Hijo. Ésta es la intención final de Dios. Los muchos hermanos son la propagación de la vida del Padre y la multiplicación del Hijo en la vida divina. Por lo tanto, en la resurrección del Señor, se cumple el propósito eterno de Dios”. 

¡El Señor en resurrección fue hecho el Hijo primogénito de Dios y nosotros llegamos a ser los muchos hijos de Dios, Sus muchos hermanos!

3. Jesucristo fue hecho Espíritu vivificante

En 1 Corintios 15:45 se nos dice: 

“Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán, Espíritu vivificante”.  

El postrer Adán en este versículo hace referencia a Jesucristo. 

La nota 1 sobre este versículo en la Versión Recobro arroja tremenda luz sobre el asunto de que Cristo fue hecho el Espíritu vivificante en resurrección. La primera parte dice:

“Por medio de la creación, Adán fue hecho alma viviente con un cuerpo anímico, o sea, del alma. Por medio de la resurrección Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante poseedor de un cuerpo espiritual. Adán como alma viviente es natural; Cristo como Espíritu vivificante está en resurrección. Primero, en la encarnación, Él llegó a ser carne para efectuar la redención (Jn. 1:14, 29); luego, en resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante para impartirnos vida (Jn. 10:10b). Por medio de la encarnación Él tenía un cuerpo anímico, así como lo tenía Adán; por medio de la resurrección Él tiene un cuerpo espiritual. Su cuerpo anímico ha llegado a ser un cuerpo espiritual por medio de la resurrección. Ahora Él es el Espíritu vivificante en resurrección, tiene un cuerpo espiritual y está listo para ser recibido por Sus creyentes”. 

En esta nota se hace referencia a Juan 1:14, 1:29 y 10:10b, que dicen respectivamente:

 “Y la Palabra [Cristo] se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros”. 

 “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. 

El Dios eterno se hizo un hombre de carne y sangre llamado Jesucristo para morir por nosotros como el Cordero de Dios. En resurrección, Cristo fue hecho el Espíritu vivificante para poder impartir en nosotros la vida divina, incluso abundantemente.

Cuando Jesús vivía en la tierra, era maravilloso estar cerca de Él físicamente. Él sanó a los enfermos, dio la vista a los ciegos y habló palabras de vida que nadie había oído antes. Pero aquellos que lo siguieron todavía estaban separados de Él. Él no podía entrar en ellos. Pero en resurrección, Él fue hecho el Espíritu vivificante para poder entrar en todos Sus creyentes.

Hoy en día, cualquier persona, en cualquier lugar, que se arrepienta y crea en Él como el Salvador puede recibirlo en su espíritu, la parte más profunda de su ser.

Centrémonos ahora en la última parte de la nota de 1 Corintios 15:45:

“Cuando creemos en Cristo, Él entra en nuestro espíritu y somos unidos a Él, quien es el Espíritu vivificante. Por tanto, llegamos a ser un espíritu con Él (6:17). Nuestro espíritu es vivificado y es resucitado con Él. Finalmente, nuestro cuerpo anímico actual llegará a ser un cuerpo espiritual en resurrección, igual que el Suyo (vs. 52-54; Fil. 3:21)”. 

La nota hace referencia a 1 Corintios 6:17, que dice: 

 “Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. 

Cuando creímos en el Señor, nuestro espíritu humano regenerado y el Espíritu se unieron como un solo espíritu. Ninguna relación podría ser más personal o íntima que ésta. Él como Espíritu vivificante ahora mora en nuestro espíritu y continúa dándonos vida cuando lo contactamos al orar e invocar Su nombre.

¡La resurrección de Cristo es verdaderamente maravillosa! Fuimos regenerados con la vida de Dios; Él llegó a ser el Hijo primogénito de Dios y nosotros los muchos hijos de Dios; y Él fue hecho el Espíritu vivificante que ahora mora en nuestro espíritu.

¡Alabado sea el Señor por la resurrección de Jesucristo! Que nuestros ojos sean abiertos para ver lo que sucedió en Su resurrección, y que nuestros corazones y bocas se abran para agradecerle y alabarle.

El tema de la resurrección de Jesucristo es profundo. Aquí sólo pudimos tocar brevemente estas tres cosas maravillosas que sucedieron en Su resurrección. Si vive en los Estados Unidos, lo animamos a que pida un Nuevo Testamento Versión Recobro gratis aquí para que pueda leer todas las notas sobre los versículos que mencionamos.