¿Qué significa ser espiritual?

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Hoy en día no es raro escuchar que se describa a alguien como una “persona espiritual”. Pero si le pregunta a la gente qué significa ser espiritual, probablemente escuchará cosas diferentes.

Por ejemplo, algunos dirían que una persona espiritual reconoce la existencia de un poder superior en el universo, que puede o no definirse como Dios. Otros dicen que las personas espirituales son aquellas que cultivan sus sentimientos y pensamientos internos para amarse a sí mismos, a otras personas y al planeta. Algunos podrían decir que alguien que es espiritual rechaza los valores materialistas y participa en obras humanitarias.

A muchos les resulta difícil definir lo que quieren decir o en qué se basa su punto de vista.

Pero como aquellos que creen en Jesucristo, nuestra definición debe provenir de lo que Dios dice en Su Palabra. Si conocemos el significado bíblico de lo que es ser espiritual, no pasaremos tiempo persiguiendo algo que no está de acuerdo con Dios.

En esta entrada, veremos versículos y leeremos algunas notas del Nuevo Testamento Versión Recobro para ayudarnos a entender lo que significa ser espiritual según la Palabra de Dios.

¿Qué es el espíritu?

La palabra espiritual es la forma adjetiva de espíritu. Eso nos dice que ser espiritual debe estar relacionado con el espíritu.

Así pues, ¿qué es el espíritu?

La Biblia revela que Dios creó a los seres humanos de una manera muy particular con tres partes: un espíritu, un alma y un cuerpo. Contactamos la esfera material con nuestro cuerpo, y percibimos cosas de la esfera psicológica con nuestra alma, que está compuesta de nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Y lo más importante, podemos contactar, recibir e incluso contener a Dios con la parte más profunda de nuestro ser, nuestro espíritu. Es por eso que Dios nos creó de una manera tan maravillosamente completa y detallada. Él desea que lo recibamos como nuestra vida para que expresemos a Dios con todo nuestro ser, llevando a cabo Su plan eterno.

Lo que sucedió en la caída de la humanidad

Pero después de que Dios creó al primer hombre, que representaba a toda la humanidad, el plan de Dios para el hombre fue interrumpido por Satanás, el enemigo de Dios. Satanás tentó al hombre a desobedecer a Dios, haciendo que el hombre se alejara de Dios. En lugar de recibir a Dios, el hombre tomó la naturaleza malvada del pecado de Satanás.

Entonces, el ser completo del hombre fue afectado: su espíritu quedó sumido en muerte, su alma fue contaminada y su cuerpo puro fue transformado en la carne llena de concupiscencias. Dios ama al hombre, pero Él no puede tolerar el pecado porque Él es justo y santo. Así que el hombre pecador fue condenado a morir y fue separado de Dios. 

Es por esto que necesitamos ser redimidos y salvos completamente.

Lo que sucede cuando somos salvos

Antes de que fuéramos salvos, nuestro espíritu estaba sumido en muerte y vacío. Así que era imposible para nosotros ser una persona espiritual, sin importar lo que pensáramos que eso significaba o lo mucho que pudiéramos haber tratado de lograrlo.

Pero cuando escuchamos el evangelio, nos arrepentimos y recibimos al Señor Jesús como nuestro Salvador. En ese momento, no sólo fuimos salvos del juicio de Dios; ¡también nacimos de nuevo del Espíritu de Dios en nuestro espíritu! Dios vino a vivir en nuestro espíritu para ser nuestra vida y todo para nosotros.

Ahora Dios quiere que vivamos y hagamos todo por Su vida en nuestro espíritu

Antes de ser salvos, vivíamos ya sea por nuestra alma natural y caída —nuestros propios pensamientos, emociones o intenciones— o por nuestra carne caída, que está llena de todo tipo de concupiscencias pecaminosas y corrupción. Pero después de ser salvos, necesitamos vivir por nuestro espíritu.

La intención de Dios para nosotros no se puede cumplir cuando vivimos según nuestra alma o nuestra carne. Él nos redimió y entró en nuestro espíritu para que viviéramos por nuestro espíritu. Esto es lo que significa ser espiritual.

Un hombre anímico o un hombre espiritual

En 1 Corintios capítulo 2, el apóstol Pablo habla tanto de un hombre anímico como de un hombre espiritual. El versículo 14 dice:

“Pero el hombre anímico no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son necedad, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.

Pablo escribió estas palabras a los creyentes en Corinto. Esto nos muestra que a pesar de que somos salvos y nacidos de nuevo, podemos ser un hombre anímico, no un hombre espiritual. Y un hombre anímico es incapaz de recibir las cosas de Dios porque son discernidas espiritualmente.

La nota 6 explica lo que significa espiritualmente:

“Aquí la palabra espiritualmente se refiere al espíritu del hombre, el cual es impulsado por el Espíritu de Dios para que ejerza plenamente su función y reemplace así el dominio y el control que el alma humana ejerce sobre el hombre. Sólo por medio de un espíritu así el hombre puede discernir las cosas del Espíritu de Dios. De acuerdo con el siguiente versículo, un hombre que es gobernado y controlado por su espíritu es un hombre espiritual. Puesto que Dios es Espíritu, todas las cosas del Espíritu de Dios son espirituales. Por lo tanto, el hombre debe usar el espíritu humano para discernir, conocer, las cosas del Espíritu de Dios (Jn. 4:24)”.

Un hombre anímico es gobernado y controlado por el alma. Pero un hombre espiritual permite que su espíritu gobierne sobre todo su ser.

Pablo continúa en el versículo 15:

“En cambio el hombre espiritual juzga todas las cosas”. 

La primera parte de la nota 1 explica de este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro explica lo que es un hombre espiritual:

Un hombre espiritual niega su alma y no vive por ella, sino que permite que todo su ser sea dominado por su espíritu, es decir, su espíritu regenerado, en el cual mora el Espíritu de Dios y al cual el Espíritu de Dios infunde energía. Además, vive por ese espíritu, obrando y actuando conforme al mismo (Ro. 8:4)”. 

Así que para ser espirituales, debemos permitir que nuestro espíritu regenerado domine todo nuestro ser. Esto significa que vivimos y actuamos por nuestro espíritu en todos los aspectos de nuestra vida diaria. Lo que decimos y hacemos está bajo el gobierno y control de nuestro espíritu, en el cual mora el Espíritu de Dios y al cual el Espíritu de Dios infunde energía.

Ejercitar nuestro espíritu al hacer oraciones cortas

Para vivir por nuestro espíritu, debemos aprender a ejercitar nuestro espíritu. Cuanto más ejercitamos cualquier parte de nuestro ser, más fuerte se vuelve. Por ejemplo, cuanto más ejercitamos nuestras piernas, más fuertes se vuelven. Necesitamos ejercitar nuestro espíritu regenerado para que nuestro espíritu se fortalezca y pueda gobernar todo nuestro ser.

¿Cómo podemos ejercitar nuestro espíritu? La mejor manera de ejercitar nuestras piernas es correr o caminar. De la misma manera, la mejor manera de ejercitar nuestro espíritu es orar. Cuando ejercitamos nuestro espíritu al orar, contactamos al Señor y lo disfrutamos como nuestra vida.

La oración no es una actividad formal restringida a ciertos lugares y tiempos. Podemos ejercitar nuestro espíritu al orar oraciones simples y cortas en cualquier momento y en cualquier lugar.

Podemos comenzar el día orando algo como esto:

“Señor Jesús, gracias por estar en mi espíritu. Gracias por ser mi vida. Recuérdame hoy vivir de acuerdo a mi espíritu”. 

Entonces, a lo largo de nuestro día, podemos decir oraciones cortas al Señor para permanecer en contacto con Él en nuestro espíritu.

Mientras trabajamos, podemos orar: “Señor, quiero hacer esto en mi espíritu contigo”. Mientras hablamos con alguien, podemos orar interiormente: “Señor Jesús, quiero hablar con esta persona de acuerdo con mi espíritu”. 

Podemos ejercitar nuestro espíritu para permanecer con el Señor simplemente al invocar Su nombre. Invocar, “Oh, Señor Jesús, Señor Jesús”, es una manera fácil de ejercitar nuestro espíritu.

A medida que ejercitamos nuestro espíritu todos los días, experimentaremos vivir y hacer las cosas según nuestro espíritu cada vez más.

Por qué necesitamos ser espirituales

La nota 2 en 1 Corintios 3:1 nos alienta y además hace que reflexionemos. Ésta arroja más luz sobre qué tipo de hombre podemos ser y por qué es importante para nosotros que seamos espirituales. Veamos el segundo párrafo:

“Este libro [1 Corintios] revela claramente que el creyente puede ser una de tres clases de personas: (1) un hombre espiritual, que vive en su espíritu bajo la unción del Espíritu Santo (Ro. 8:4; Gá. 5:25); (2) un hombre del alma, que vive en su alma bajo la dirección del alma, la vida natural (2:14); o (3) un hombre que es totalmente de la carne y carnal, el cual es de la carne y vive en ella bajo la influencia de la naturaleza de la carne”. 

Seguramente en nuestra vida con el Señor todos desearíamos ser un hombre espiritual, no un hombre del alma o un hombre que es totalmente de la carne y carnal. Pero no debemos pensar que ser un hombre espiritual es sólo para algunos creyentes especiales. La nota continúa:

“El Señor desea que todos Sus creyentes tomen Su gracia para que formen parte de la primera clase de hombres, los hombres espirituales. Ésta era la meta de este libro: motivar a los creyentes corintios —que eran del alma, de la carne y carnales— a que aspirasen al crecimiento en vida a fin de llegar a ser espirituales (2:15; 3:1; 14:37)”.  

La nota concluye resaltando la importancia de vivir en nuestro espíritu:

“Ya que hemos sido llamados por Dios a la comunión de Cristo (1:9), quien ahora es el Espíritu vivificante (15:45), y puesto que somos un espíritu con Él (6:17), podemos experimentarlo y disfrutarlo sólo cuando vivimos en nuestro espíritu bajo la dirección del Espíritu Santo. Cuando vivimos en el alma o en la carne, no podemos participar de Él ni disfrutarle”. 

Todos nosotros podemos cooperar con el Señor al recibir Su gracia para ser un hombre espiritual. Ser espiritual es una necesidad si queremos conocer y disfrutar al Señor como nuestra vida y permitirle crecer en nosotros. A medida que Él crece en nosotros, poco a poco lo expresaremos a Él en nuestra vida diaria, y no a nosotros mismos. Esto es lo que el Señor quiere, y esto es lo que cumplirá Su plan para nosotros.

Esperamos que se tome el tiempo para absorber esta nota iluminadora, junto con los versículos que cita, e incluso para orar al respecto. Que todos tomemos la gracia para ser un hombre espiritual como el Señor desea. Para aprender más, le animamos a leer todos los versículos mencionados en esta entrada con sus notas correspondientes en el Nuevo Testamento Versión Recobro. Si vive en los Estados Unidos, puede pedir una copia gratuita aquí.