¿Cómo podemos experimentar a Cristo viviendo en nosotros?
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Pídala ahoraEn una entrada anterior, vimos que cuando el apóstol Pablo escribió: “Jesucristo está en vosotros” en 2 Corintios 13:5, no estaba hablando de manera metafórica, sino literal. Es un hecho maravilloso que cuando nos arrepentimos y creímos en Él, Cristo realmente entró en nosotros.
Específicamente, Cristo vino a morar en nuestro espíritu humano, nuestra parte más profunda. El hecho de que Cristo está en nuestro espíritu no es sólo algo que debemos saber objetivamente; es algo que podemos experimentar y disfrutar todo el tiempo.
Así que en esta entrada, hablaremos de cómo podemos experimentar a Cristo viviendo en nosotros de una manera práctica. Leeremos algunos versículos y notas en el Nuevo Testamento Versión Recobro para ayudarnos.
Un ciclo frustrante
Después de ser salvos, la mayoría de nosotros tenemos ciertas ideas acerca de cómo deberíamos vivir la vida cristiana. Hacemos un gran esfuerzo para cumplir ciertas normas. Pero por mucho que lo intentamos, generalmente fracasamos.
Usemos perder nuestra paciencia como un ejemplo. Todos tenemos este problema, en mayor o menor medida. Sabemos que no es algo bueno, así que luchamos contra ello, tratando una y otra vez de reprimir nuestro mal genio cuando surge en nosotros. Pero cuando algo nos irrita lo suficiente, explotamos.
Después de un rato, nos calmamos y, sintiéndonos avergonzados y condenados, confesamos al Señor y le pedimos que nos perdone. Experimentamos Su perdón y limpieza, y nuestra comunión con Él es restaurada. Tal vez entonces oremos algo como esto: “Señor, por favor ayúdame a no perder mi paciencia otra vez. Por favor, dame más paciencia”.
Sin embargo, al día siguiente, o incluso a la próxima hora, nos encontramos reaccionando con impaciencia a otra situación, y nuestro temperamento estalla de nuevo. Aunque habíamos orado fervientemente pidiendo paciencia, descubrimos que no tenemos más paciencia que antes.
Así que nos encontramos en un ciclo frustrante, y nos preguntamos por qué el Señor no está respondiendo nuestras oraciones. ¿Qué pasa?
El problema es éste: el Señor no quiere ayudarnos a controlar nuestro mal genio, ni quiere darnos paciencia. En realidad, el Señor Jesús, quien ahora vive en nosotros, quiere ser nuestra paciencia.
Nuestra unión con Cristo
No es un asunto simple que Jesucristo pueda entrar y vivir en nosotros.
Por Su lado, Cristo tuvo que dar unos pasos tremendos para que esto sucediera: se hizo hombre, murió en la cruz y fue resucitado. En 1 Corintios 15:45 se nos dice:
“Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán [Cristo], Espíritu vivificante”.
Antes de Su muerte y resurrección, Cristo sólo podía estar con la gente. No podía estar en ellos. Pero en resurrección, Él llegó a ser Espíritu vivificante, capaz de entrar en todos los que creen en Él.
Y de nuestro lado, necesitábamos arrepentirnos y creer en Él. En el momento en que lo hicimos, Cristo como Espíritu vivificante entró en nuestra parte más profunda, nuestro espíritu.
No sólo eso, 1 Corintios 6:17 incluso nos dice:
“Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”.
Ahora el Espíritu y nuestro espíritu humano son uno solo. ¡Éste es un hecho maravilloso!
Y eso no es todo. Colosenses 3:4 dice:
“Cuando Cristo, nuestra vida, se manifieste”.
El Cristo que vino como Espíritu para vivir en nuestro espíritu es ahora nuestra vida. La nota 1 en este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobro nos ayuda a entender el significado de este versículo:
“El hecho de que Cristo sea nuestra vida indica claramente que debemos tomarlo como vida y vivir por Él, que debemos vivirle en nuestra vida diaria a fin de experimentar al Cristo universalmente extenso que se revela en este libro [Colosenses], de manera que todo lo que Él es así como todo cuanto Él ha logrado y obtenido no permanezca como algo objetivo para nosotros, sino que llegue a ser nuestra experiencia subjetiva”.
Cristo no pasó por tanto a fin de vivir en nosotros sólo para ayudarnos a vivir una vida buena y ética. Él no quiere que simplemente le pidamos cosas como paciencia y amor cuando las necesitemos.
En cambio, la vida cristiana es una vida en la que Cristo vive y hace todo en nosotros, con nosotros y a través de nosotros. Él quiere que lo tomemos como nuestra vida y vivamos por Él en todas nuestras circunstancias.
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¿Cómo podemos experimentar a Cristo viviendo en nosotros?
Si vemos que Cristo vive en nosotros, que somos un solo espíritu con Él y que Él es incluso nuestra vida, nos daremos cuenta de que Él está presente con nosotros en toda situación y listo para ser aplicado en cualquier momento. Él quiere vivir en y con nosotros en toda ocasión. Así que, ¿cómo podemos experimentar esto?
Volvamos al ejemplo de perder nuestra paciencia. Digamos que algo irritante sucede de nuevo, y sentimos que nuestro mal genio se empieza a agitar. Por lo general, y sin éxito, tratamos de reprimir nuestra ira.
Pero si en cambio nos volvemos a Cristo en nuestro espíritu en ese mismo momento, experimentaremos a Cristo, el Único que es paciente. Él soportó todo tipo de malos tratos y situaciones molestas a lo largo de Su vida en la tierra. Y Él quiere que lo disfrutemos y lo experimentemos a Él siendo nuestra paciencia y perseverancia. Entonces, en lugar de expresarnos a nosotros mismos mientras luchamos por controlar nuestro mal genio, expresamos a Cristo como nuestra paciencia.
No se trata de una mera imitación externa de lo que pensamos que Él haría. Él quiere que vivamos por Él en toda situación. Si necesitamos paciencia, podemos experimentar a Cristo como nuestra paciencia. Si necesitamos esperanza, podemos experimentar a Cristo como nuestra esperanza.
Una manera práctica de experimentar a Cristo en nuestro espíritu
Una de las mejores maneras de instantáneamente volvernos y experimentar a Cristo en nuestro espíritu es invocar Su nombre. Al invocar al Señor Jesús, lo contactamos como Espíritu que mora en nuestro espíritu.
Dependiendo de las circunstancias, podemos invocar, “Oh, Señor Jesús”, en voz baja. O si estamos solos, podemos clamar a Él en voz alta. Podríamos estar muy molestos cuando comenzamos a invocar, pero mientras lo contactamos, experimentamos que Él calma nuestro ser y llega a ser nuestra paciencia.
Al invocar, experimentamos lo que está escrito en Romanos 10:12:
“Pues el mismo Señor es Señor de todos y es rico para con todos los que le invocan”.
El Señor es rico para con nosotros en paciencia, en tranquilidad, en longanimidad, en perseverancia, en cualquier cosa que necesitemos para enfrentar cualquier circunstancia. Invocarle es una manera sencilla de contactarlo en nuestro espíritu y disfrutar de todo lo que Él es para nosotros.
Al invocar al Señor y disfrutar de Sus riquezas, también experimentamos Romanos 10:13:
“Porque: ‘Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo’”.
Salvo en este versículo se refiere no sólo a nuestra salvación inicial; también se refiere a ser salvos de las cosas negativas que surgen en nuestra vida diaria aún después de haber recibido al Señor. Todos tenemos que admitir que cada día necesitamos ser salvos de muchas cosas, incluyendo perder nuestra paciencia.
La nota 2 en este versículo en la Versión Recobro dice:
“Aquí ser salvos significa ser conducidos a disfrutar de las riquezas del Señor. El Señor es rico para con los judíos y también para con los griegos. Todos los que invocan el nombre del Señor disfrutan del rico Señor; como resultado, son llenos de Él y le expresan”.
Por un lado, al invocar al Señor somos salvos de las cosas negativas; por otro lado, somos introducidos en el disfrute de las riquezas de Cristo. Y a medida que disfrutamos de estas riquezas, somos llenos de Él y lo expresamos en nuestra vida diaria.
Así que en lugar de pedir una cosa, como paciencia, experimentamos a una Persona maravillosa, el Cristo vivo en nosotros, como la solución real a nuestros problemas.
Experimentar a Cristo diariamente
Es de ayuda comenzar nuestro día pasando tiempo para contactar a Cristo en nuestro espíritu. Durante este tiempo, podemos confesar nuestros pecados a Él, tener comunión con Él acerca de cualquier cosa, y orar con Su Palabra. Cuanto más frecuentemente hagamos esto, más experimentaremos a Cristo viviendo en nosotros y más disfrutaremos de Él.
Luego, a lo largo del día, podemos continuar invocando el nombre del Señor para experimentarlo en todas las situaciones de nuestra vida diaria, volviéndonos a Él en nuestro espíritu para ser uno con Él. Entonces automática y espontáneamente expresaremos al Cristo que es nuestra vida. ¡Alabado sea el Señor, Cristo vive en nosotros!
Si vive en los Estados Unidos, puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí para leer todas las notas sobre los versículos mencionados en esta entrada.
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