La manera en la que la oración es nuestra respiración espiritual

Cuando escuchamos el evangelio y creímos, oramos para recibir al Señor Jesús como nuestro Salvador y vida. Después, lo más probable es que continuamos orando, pidiendo la ayuda de Dios cuando estamos en problemas, orando al Señor por otros o pidiéndole por las cosas que necesitamos o queremos.

Todo esto representa distintas maneras de orarle al Señor. Pero ¿qué es la oración? y, ¿cómo oramos según la Biblia?

¿Qué significa orar?

Oramos a fin de conocer al Señor Jesús, desarrollar nuestra relación personal con Él y para hablar con Él sobre nuestros problemas, necesidades y cargas. Dios es misericordioso y responde nuestras oraciones. Sin embargo, así como respirar el aire es la necesidad más fundamental para nuestra vida física, recibir más de la vida divina continuamente es la necesidad más crucial para nuestra vida espiritual. La oración es el medio por el cual podemos obtener esa vida.

Sencillamente, la oración es nuestra respiración espiritual.

Prestemos atención a este versículo:

“El postrer Adán, Espíritu vivificante”.—1 Corintios 15:45

Lo que el Señor desea darnos es Su vida, la cual es nuestra necesidad día tras día y hora tras hora. La palabra griega para “Espíritu” es pneuma. Esta misma palabra griega se utiliza para “aliento”. El Señor pasó por la muerte, y ahora en resurrección es el Espíritu, o “aliento”, vivificante.

Debido a que la oración es nuestra respiración espiritual, ¿Cómo inhalamos este aliento que da vida?¿Cómo recibimos este Espíritu vivificante?

¿Cómo oramos?

Cuando queremos hacer algo, usamos el “órgano” apropiado. No usamos nuestros oídos para comer o nuestra nariz para oír. Sabemos que nuestra boca es el órgano apropiado para comer y nuestros oídos los órganos apropiados para oír.

A fin de orar, es necesario usar el órgano apropiado: nuestro espíritu humano. El alma con todo y sus pensamientos y sentimientos no es el órgano apropiado para orar y recibir el Espíritu vivificante. Todos hemos experimentado cómo nuestros pensamientos nos pueden llevar de un lado a otro en vez de llevarnos al Señor. Nuestro espíritu, sin embargo, siempre nos lleva al Señor.

Veamos el siguiente versículo:

“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”.—Juan 4:24

Este versículo nos dice que debemos adorar o contactar a Dios, quien es Espíritu, con nuestro espíritu humano. Nuestro espíritu humano es la parte más profunda de nuestro ser. Mientras contactamos al Espíritu en oración, “inhalamos” al Señor, lo recibimos como el aliento de la vida divina. El Señor es nuestro oxígeno espiritual.

Esto toma práctica, pero es necesario aprender a ejercitar nuestro espíritu como el órgano apropiado para orar. Estamos impuestos a ejercitar nuestra mente, la parte principal de nuestra alma. Debido a esto, nuestra mente es fuerte y nuestro espíritu no es tan fuerte. A fin de silenciar los pensamientos en nuestra mente y concentrarnos en ejercitar nuestro espíritu, debemos de abrir nuestra boca y orar al Señor en voz alta.

¿Por qué es necesario orar?

Aparte de llevar una vida espiritual, la oración es el medio por el cual podemos ganar a Dios.

Entre más oramos, más inhalamos el aliento espiritual y más somos fortalecidos espiritualmente. Lo recibimos, la fuente de la vida, e “inhalamos” el Espíritu del Señor como el aliento espiritual a fin de que crezcamos en Su vida.

La oración es también una de las maneras en las que Dios gana más de nosotros. Mientras nos abrimos a Él, entregándole las cosas importantes, las cosas menores y las cosas intermedias de nuestra vida, conversando con Él y pasando tiempo en Su presencia, permitimos que Dios haga su hogar en nuestros corazones de tal manera que nuestro ser interior comienza a igualar el Suyo. Nuestros pensamientos, sentimientos y decisiones, gradualmente comenzarán a ser llenos con Dios.

¿Por cuáles cosas oramos?

Cuando oremos, sencillamente debemos ser genuinos con el Señor y contactarlo en nuestra parte más profunda: nuestro espíritu. Puede ser tan sencillo como tener una conversación honesta con Él acerca de lo que ocurrió en nuestro día o la situación en la que estamos. Podemos contactar al Señor quien vive en nosotros cualquier hora del día y en cualquier lugar, diciéndole cualquier cosa que esté en nuestro corazón. Este tipo de oración genuina le dará a Él la libertad de obrar en nosotros, y nos dará el sentir de que hemos tomando un aliento espiritual sano.

Además, cuando pasamos tiempo con el Señor orando, hablando con Él, escuchándolo y disfrutando Su presencia, algunas veces tendremos un sentir en nuestro espíritu que debemos orar por algo específico. Quizás el Señor nos recuerde de un amigo por el cual Él desea que oremos, o por un pecado que Él quiere que confesemos. Entonces podemos orar eso al Señor de acuerdo al sentir en nuestro espíritu.

La cosa más importante

Ya sea que oremos por una necesidad personal o por la necesidad de alguien más, sea que el Señor conteste o no esas oraciones, la cosa más importante es que contactemos al Señor con nuestro espíritu a fin de inhalarle. Por medio de este tipo de contacto, nuestra relación con el Señor se profundiza, recibimos Su Espíritu vivificante y nuestra vida espiritual se fortalece.


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