La clave para la verdadera paz interior en tiempos de angustia

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mujer leyendo la Biblia sobre la mesa

Cada vez que revisamos nuestros celulares o miramos las noticias, el futuro parece cada vez más incierto. Entre más y más personas se ven afectadas por la pandemia de COVID-19, es posible que nos resulte difícil encontrar la paz en medio de estas circunstancias angustiantes. A pesar de los esfuerzos de todos para combatir esta enfermedad, todavía no está claro cuándo las cosas volverán a la normalidad.

Esta incertidumbre también ha infiltrado nuestra vida diaria, generando preocupaciones sobre nuestros trabajos, finanzas, amigos, familias y más. Incluso como creyentes que conocemos y amamos al Señor, podríamos encontrar difícil estar verdaderamente en paz durante estos tiempos.

Pero la Biblia nos asegura que el Señor ha prometido verdadera paz interior. Hoy veremos la fuente de tal paz y cómo podemos experimentarla momento a momento, sin importar nuestras circunstancias.

La fuente de la paz 

Dos versículos en el Evangelio de Juan revelan la fuente de esta paz duradera.

1. Juan 14:27

“La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. 

En este versículo maravilloso, el Señor Jesús prometió darnos Su paz. Como el eterno Dios de paz, Él es la fuente única de la paz verdadera, que es completamente diferente a lo que el mundo da. No hay manera de encontrar la paz verdadera o duradera en el mundo. Pero no importa cuán imposibles puedan parecer nuestras circunstancias externas, podemos disfrutar de la paz verdadera que proviene de nuestro querido Señor Jesús y no necesitamos estar preocupados o tener miedo.

2. Juan 16:33

“Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero tened valor, Yo he vencido al mundo”. 

El Señor nunca prometió que no experimentaríamos dificultades en nuestras vidas. Él dijo claramente: “En el mundo tendréis aflicción”. Aunque somos salvos, todavía vivimos en este mundo lleno de sufrimiento y angustia. Pero estas palabras del Señor Jesús nos brindan consuelo, asegurándonos que incluso en medio de nuestras dificultades, tengamos paz.

¿Cómo podemos experimentar esta paz duradera? El Señor Jesús dijo que en Él podemos tener paz. Esto nos dice que la paz no es algo que está separado o aparte de Él; está en Él. Es por eso que es vano buscar una paz duradera en cualquier otro lugar.

Estos versículos nos muestran que tener verdadera paz interior no depende de que nuestro entorno sea fácil, sino de mirar al Señor Jesús, la fuente de la paz, sin importar cuáles sean nuestras circunstancias.

La clave para experimentar la paz

Entonces, ¿cómo experimentamos prácticamente esta paz verdadera y duradera en nuestras vidas diarias? El apóstol Pablo nos da la clave en Filipenses 4:6-7:

“Por nada estéis afanosos, sino en toda ocasión sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios por medio de oración y súplica, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

El aislamiento social, la inseguridad laboral, las obligaciones financieras y muchas otras cosas nos llenan de ansiedad. No podemos evitar nuestros problemas, pero podemos experimentar la paz de Dios en medio de ellos. La clave es “oración y súplica con acción de gracias”. Al volver nuestro corazón para contactar a Dios en nuestro espíritu a través de la oración, conversamos con Él, lo que resulta en algo maravilloso.

La nota 1 sobre el versículo 7 en el Nuevo Testamento Versión Recobro dice:

“El resultado de practicar la comunión con Dios en oración es que disfrutamos de la paz de Dios. La paz de Dios es en realidad Dios como paz (v. 9) infundido en nosotros mediante nuestra comunión con Él por medio de la oración; esta paz contrarresta los problemas y es el antídoto para los afanes (Jn. 16:33)”. 

Cuando tenemos una comunión dulce con Dios, somos reavivados y refrescados. Al hacer súplica acerca de nuestras necesidades, Dios nos infunde con Él mismo como paz. Pasamos de preocuparnos por nuestra situación a agradecerle a Él. Puede que nuestro entorno no cambie, pero nosotros cambiamos. La paz de Dios guarda nuestros corazones y pensamientos, salvándonos de los afanes.

Disfrute de la paz de Dios diariamente 

Mientras seguimos viviendo bajo estas circunstancias difíciles, podemos disfrutar de la paz de Dios en cualquier momento. A lo largo del día, pueden surgir pensamientos ansiosos, ¡pero tenemos la clave! Podemos volver nuestro corazón a Él y orar, invocar Su nombre, cantarle o simplemente hablar con Él. A través de nuestra comunión con Él, Dios llega a ser nuestra verdadera paz y descanso interiores, el antídoto muy necesario para nuestra alma que se aflige fácilmente. Aquí hay un ejemplo de una corta oración que podemos ofrecer al Señor:

“Señor, Tú eres el eterno Dios de paz. ¡Tú eres la paz misma! Gracias por Tu promesa de ser mi verdadera paz interior, independientemente de mi entorno. Manténme mirándote y teniendo comunión contigo. Ven a mi situación y sé mi paz. ¡Te amo y te doy gracias, Señor Jesús! Amén”. 

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