Darle gracias a Dios: antes y ahora

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Como estadounidenses y cristianos que somos, hay muchas cosas por las cuales deberíamos estar agradecidos. El Día de Acción de Gracias nos brinda una oportunidad para meditar por las bendiciones que hemos recibido y dar gracias por ellas. Pero, ¿sabemos el origen de este día? ¿De dónde proviene? ¿Y a quién debemos darle gracias? Conocer la experiencia de aquellos quienes inspiraron este día festivo nos puede aclarar su significado el cual celebramos cada año.

El 16 de septiembre de 1620, ciento dos pasajeros partieron de Inglaterra en un barco de 90 pies llamado el Mayflower. Un gran número de ellos era creyentes, ahora conocidos como Peregrinos, quienes buscaban tener una nueva vida y un nuevo mundo. Al huir de la persecución religiosa de Inglaterra, los Peregrinos buscaban un lugar donde pudieran vivir y adorar a Dios conforme a lo que habían visto en la Biblia. Esperanzados y con gran expectativa de recibir la bendición del Señor, partieron hacia el Nuevo Mundo.

Rumbo a la colonia de Virginia, establecida por Inglaterra hace algunos años atrás, se encontraron con tormentas y vientos severos. El frágil y estropeado Mayflower se desvió de su curso por alrededor de 500 millas. Asombrosamente, el barco y la mayoría de los pasajeros sobrevivieron el cruce desgarrador del navío hecho pedazos por la tormenta el cual avanzó con dificultad intentando ampararse en las aguas frente a la costa desértica de lo que hoy se conoce como Massachusetts.

Los Peregrinos llegaron en el invierno a las costas frías y escarpadas con gratitud y agradecimiento a Dios, pero sin mucho más. Este parecía ser el comienzo poco prometedor de la Colonia de Plymouth. El gobernador William Bradford hizo un recuento de su llegada:

“De esta manera llegaron a buen puerto sanos y salvos a tierra, se arrodillaron y bendijeron al Dios de los cielos por haberlos traído atravesando el océano vasto y furioso, por haberlos librado de todos sus peligros y miserias…Sin embargo, aquí me quedo medio asombrado al ver la condición actual de estas pobres personas…al haber atravesado este vasto océano y un mar de problemas…ahora no tienen ni amigos que les den la bienvenida ni posadas que los entretengan o donde puedan refrescar sus cuerpos golpeados por el mal tiempo…Y era invierno; y ellos que conocían los inviernos de este país, saben que son intensos y violentos, y estan sujetos a tormentas crueles y extremas, peligrosas para viajar a lugares conocidos, y cuanto más para explorar una costa desconocida… Porque, a dondequiera que vuelven su mirada, la dirigiesen hacia los cielos, las cosas externas para ellos eran de poco consuelo o satisfacción”.

Al término de ese primer y cruel invierno, la mitad de las personas habían muerto. Sin embargo, la llegada de la primavera y la ayuda de la tribu Wampanoag prometía un nuevo comienzo.

En los próximos años, mientras los Peregrinos luchaban por sobrevivir, seguían confiando en Dios para su bienestar y sustento.

Por ejemplo, dos años después, cuando al principio del verano, una sequía puso en peligro sus cosechas y sus vidas, organizaron un día de ayuno y se juntaron para orar, tener sermones y cánticos. El Señor honró esto y les envió lluvia, la cual revivió tanto la cosecha como los corazones de las personas. Como resultado de esto, los Peregrinos honraron a Dios como Su Proveedor como lo habían hecho en otras ocasiones con un día solemne para darle gracias y lo adoraron por Su continuo cuidado fiel en la nueva tierra de su libertad.

Este Día de Acción de Gracias, mientras nos congregamos alrededor de nuestro comedor en compañía de nuestros amigos y familiares, recordemos el precio que nuestros antepasados pagaron para adorar libremente en este país. Que podamos seguir su ejemplo al dar gracias a Dios por las bendiciones que nos ha dado hoy: este país, sus libertades, nuestros conciudadanos estadounidenses, amigos y familias.

Sobre todo, démosle las gracias a nuestro Padre amoroso por habernos bendecido no solamente con cosas externas, si no también por amarnos y haber enviado a Su Hijo, Jesucristo a morir por nosotros ¡Cuánto le agradecemos por garantizarnos una salvación eterna y librarnos del temor de la muerte! Le damos las gracias porque Él es la bendición más grande en el universo.

Que Dios siga bendiciendo a los Estados Unidos de igual manera como lo hizo con nuestros antepasados desde que pisaron estas costas. Que el Señor bendiga a cada uno de nosotros con más de Él como nuestra rica porción.

De parte del personal de BfA, deseamos que tengan un Día de Acción de Gracias agradable, feliz y bendecido.