¿Qué significa andar conforme al espíritu en Romanos 8?

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Después de ser salvos, probablemente nos dimos cuenta de que deberíamos vivir de una manera diferente a como vivíamos antes. Por supuesto, Dios quiere que lo expresemos en nuestra vida diaria. Pero ¿cómo hacemos eso? ¿Cómo debería ser nuestro andar cristiano?

Nuestro andar implica toda nuestra manera de vivir: cómo vivimos, cómo nos conducimos, qué decimos, qué hacemos y a dónde vamos. En esta entrada, nos centraremos en Romanos 8:4 y en notas útiles en el Nuevo Testamento Versión Recobro para ver el andar que Dios quiere que los creyentes tengamos.

Lo que dice el Nuevo Testamento en cuanto a cómo andamos

Romanos 8:4 dice:

“Para que el justo requisito de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu”. 

Este versículo habla de dos maneras diferentes en las que podemos andar: conforme a la carne o conforme al espíritu.

Andar conforme a la carne

Primero, veamos qué es la carne.

Cuando Dios creó a Adán, él no tenía pecado. Pero cuando Adán desobedeció a Dios, Satanás inyectó su naturaleza pecaminosa en la humanidad, y nuestro cuerpo puro creado por Dios fue transmutado en la carne pecaminosa, llena de concupiscencias.

Incluso después de ser salvos y nacer de nuevo en nuestro espíritu, nuestra carne todavía está con nosotros y sigue siendo tan pecaminosa como lo era antes de que fuéramos regenerados.

Muchos versículos en el Nuevo Testamento confirman este hecho. De hecho, Pablo escribió la epístola a los Romanos a los creyentes que vivían en Roma, no a los incrédulos. Y en Romanos 13:14, los exhorta encarecidamente:

“Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para la carne a fin de satisfacer sus concupiscencias”. 

Dado que Pablo escribió esto a los creyentes, muestra que todavía tenemos la carne pecaminosa incluso después de ser salvos, y debemos tener cuidado de no hacer ninguna provisión para ella.

Así que, aunque somos salvos, podemos aún ser personas que andan conforme a nuestra carne caída. Por supuesto, cuando andamos conforme a nuestra carne, siempre pecamos.

Andar conforme al espíritu

Ahora veamos lo que es el espíritu mencionado en Romanos 8:4. 

En la Versión Recobro, la nota 3 en este versículo en cuanto a espíritu explica:

“Es difícil discernir el sentido de la palabra espíritu en este capítulo, en Gá. 5 y en otros lugares del Nuevo Testamento, a menos que la palabra sea designada claramente para referirse al Espíritu Santo de Dios o a nuestro espíritu humano regenerado, como se hace en el v. 9 y el 16 de este capítulo. Según se usa en el Nuevo Testamento, la palabra espíritu, tal como se emplea en este versículo, denota nuestro espíritu humano regenerado en el cual mora el Espíritu y con el cual está mezclado el Espíritu, quien es la consumación del Dios Triuno (v. 9). Esto corresponde a lo que dice 1 Co. 6:17: ‘El que se une al Señor [quien es el Espíritu, 2 Co. 3:17; 1 Co. 15:45] es un solo espíritu con Él’, es decir, un espíritu mezclado”. 

Dios nos creó con un espíritu que puede contactarlo y recibirlo. Nuestro espíritu humano es la parte más profunda y recóndita de nuestro ser.

Aquí en Romanos 8:4, andar “conforme al espíritu” no se refiere sólo a nuestro espíritu humano, ni sólo al Espíritu Santo. Se refiere a nuestro espíritu humano regenerado que está mezclado con el Espíritu del Dios Triuno que mora en él.

Este espíritu mezclado llegó a existir cuando nos arrepentimos y creímos en Cristo. Fue entonces cuando fuimos regenerados, o nacidos de nuevo, y Cristo como Espíritu vivificante entró en nuestro espíritu para morar allí. Ahora Su Espíritu y nuestro espíritu ya no están separados ni son distintos, sino que están mezclados.

En 1 Corintios 6:17 se nos dice:

“Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. 

Por medio de la fe en Jesús, fuimos unidos a Él. Nuestro espíritu humano regenerado y el Espíritu llegaron a ser un solo espíritu mezclado.

Así que en Romanos 8:4, andar conforme al espíritu significa que vivimos y hacemos todo conforme a este maravilloso espíritu mezclado.

El resultado espontáneo de andar conforme al espíritu

Cristo hizo tanto para entrar en nosotros para ser nuestra vida. Ahora que Él está en nuestro espíritu, Su deseo para nosotros no es que hagamos nuestro mejor esfuerzo para no cometer errores o que estemos en nuestro mejor comportamiento exteriormente; Él quiere que andemos conforme a nuestro espíritu.

Romanos 8:4 también nos muestra el resultado de tal andar:

“Para que el justo requisito de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu”. 

El versículo no dice que el justo requisito de la ley se cumple por aquellos que hacen su mejor esfuerzo para vivir una buena vida cristiana. Dice que el justo requisito de la ley se cumple en nosotros, que andamos conforme al espíritu.

La nota 1 sobre cumpliese explica:

“No es que cumplamos la ley conscientemente por medio de nuestros esfuerzos exteriores, sino que ella se cumple en nosotros espontánea e inconscientemente por medio de la operación interna del Espíritu de vida. El Espíritu de vida es el Espíritu de Cristo, y Cristo corresponde a la ley de Dios. Este Espíritu, quien está dentro de nosotros, espontáneamente cumple en nosotros todos los justos requisitos de la ley cuando andamos conforme a Él”. 

Cristo vivió la vida más excelente en la tierra. Sólo Él cumplió todos los requisitos de la ley. En todo Su vivir, Él expresó a Dios.

Y a través de Su muerte en la cruz, Él nos redimió de vuelta a Dios. Luego, en resurrección, Él llegó a ser el Espíritu vivificante; al creer en Él fuimos unidos a este maravilloso Espíritu en nuestro espíritu.

Así que cuando andamos conforme a nuestro espíritu mezclado, el Espíritu cumple espontáneamente los requisitos de la ley en nosotros y por nosotros. Nuestras palabras, comportamiento, actitud y acciones tienen como su fuente el Espíritu en nuestro espíritu. Como resultado, lo que la gente ve no es una persona que se comporta de una manera ética y recta exteriormente. Ven algo mucho más elevado: a Dios mismo expresado en nuestro vivir.

Así es como Dios es expresado a través de nosotros, lo cual es el deseo de Su corazón.

¿Cómo andamos conforme al espíritu? 

En primer lugar, tenemos que ver que nuestro espíritu está mezclado con el Espíritu. Cuando veamos esto, apreciaremos cuán precioso nuestro espíritu es y cuán cerca y disponible está el Señor a nosotros.

Luego tenemos que darnos cuenta de que andar conforme al espíritu significa que tenemos que estar en nuestro espíritu, y no en nuestra carne. Nuestro espíritu debería ser el punto central de todo nuestro ser. Así que necesitamos practicar volvernos de la carne al Señor en nuestro espíritu todo el tiempo.

Una manera muy práctica de volvernos a nuestro espíritu mezclado es invocar el nombre del Señor Jesús. Esto es algo que podemos hacer en cualquier momento, en cualquier lugar, siempre que nos encontremos andando no conforme a nuestro espíritu.

En 1 Corintios 12:3 se nos dice:

“Por tanto, os hago saber que nadie que hable en el Espíritu de Dios dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”.

La nota 3 en este versículo explica: 

“Indica que cuando decimos, con un espíritu recto: ‘¡Jesús es Señor!’ estamos en el Espíritu Santo. Por tanto, la manera de participar del Espíritu Santo, y de disfrutarle y experimentarle es invocar al Señor Jesús”.

Al invocar el nombre del Señor, “Señor Jesús”, somos llevados a nuestro espíritu donde disfrutamos de todo lo que Él es. A medida que disfrutamos de Él en nuestro espíritu, espontáneamente andamos conforme a nuestro espíritu, y la maravillosa vida de Cristo es expresada en nuestro andar.

En esta entrada, sólo pudimos hablar brevemente de lo que significa andar conforme al espíritu en Romanos 8. Si usted vive en los Estados Unidos, le recomendamos encarecidamente que pida un Nuevo Testamento Versión Recobro gratuito para que pueda leer todas las notas iluminadoras en este capítulo crucial.