¿Qué nos puede enseñar la historia de los magos acerca de conocer a Jesús? 

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Usted probablemente conoce la historia encontrada en Mateo 2 sobre los magos, o sabios, que vinieron del oriente para adorar a Jesús después de que Él nació en Belén.

Pero ¿alguna vez ha pensado cómo esta historia podría aplicarse a nuestra vida cristiana? En esta entrada, leeremos Mateo 2:1-11 con notas del Nuevo Testamento Versión Recobro para descubrir cuán relevante es para nosotros hoy en día.

Los magos vieron Su estrella

Mateo 2:1-2 dice:

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, he aquí llegaron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el que ha nacido como Rey de los judíos? Porque vimos Su estrella cuando apareció, y hemos venido a adorarle”. 

La palabra magos es una traducción de la palabra griega magoi, que significa “un hombre sabio de origen extranjero”. Estos magos no eran judíos de Israel. Eran hombres paganos del oriente, donde se les había aparecido una estrella brillante. Se dieron cuenta de que la estrella que vieron era “Su estrella”, la estrella de Cristo, quien nació Rey de los judíos. Guiados por esa estrella, ellos dejaron su tierra y viajaron para encontrarlo y adorarlo. Con el tiempo, llegaron a Jerusalén.

¿Por qué los magos partieron de su país y viajaron a la tierra de Israel? La primera parte de la nota 2 sobre estrella en el versículo 2 en el Nuevo Testamento Versión Recobro explica:

“Los judíos tenían las Escrituras acerca de Cristo, pero los magos del oriente vieron la estrella de Cristo (Nm. 24:17). Los judíos tenían un conocimiento mental de Cristo, escrito en letra muerta, mientras que los magos recibieron una visión viva con respecto a Él”. 

Estos magos paganos no conocían las Escrituras, pero recibieron una visión viva, representada por la estrella, acerca de Cristo. Esa visión los llevó a viajar una gran distancia para encontrarlo y verlo con sus propios ojos.

Los sacerdotes y escribas tenían conocimiento mental en letra muerta

La historia continúa en los versículos 3-6:

“Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y habiendo convocado a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, inquiría de ellos dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; pues así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, de ninguna manera eres la menor entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un gobernante, que apacentará a Mi pueblo Israel’”.

A diferencia de los magos, los principales sacerdotes y escribas judíos que estaban en Jerusalén sí poseían las Escrituras del Antiguo Testamento. Conocían todas las profecías acerca del nacimiento de Cristo, incluso la ciudad exacta en la que nacería.

Sin embargo, después de que los sacerdotes y escribas le dieron al rey Herodes la información precisa sobre el nacimiento de Cristo en Belén, permanecieron en Jerusalén. No viajaron la corta distancia hasta Belén para ver al Gobernante recién nacido, y mucho menos para adorarlo. ¿Por qué no?

La nota 1 sobre sacerdotes y escribas en el versículo 4 en el Nuevo Testamento Versión Recobro explica:

“Los sacerdotes enseñaban la ley a la gente (Mal. 2:7), y los escribas conocían las Escrituras (Esd. 7:6). Tanto los sacerdotes como los escribas tenían el conocimiento acerca del nacimiento de Cristo (vs. 5-6), pero ellos, a diferencia de los magos del oriente, no tuvieron la visión, ni interés alguno en buscar a Cristo”. 

El conocimiento que los sacerdotes y los escribas tenían acerca de Cristo era preciso, pero para ellos sólo era un conocimiento mental en letra muerta. Debido a que sólo poseían este conocimiento mental, no fueron conmovidos ni se sintieron motivados a ir a ver a Aquel que había sido profetizado en las Escrituras. No tenían interés alguno en buscar a Cristo. En cambio, los magos habían recibido una visión viva de Cristo y tenían interés en buscarlo. Esto es lo que marcó la diferencia.

Necesitamos un conocimiento adecuado de las Escrituras y una visión viva

Pero tener una visión por sí sola no basta. Dado que las Escrituras son la base sólida de nuestra vida cristiana, necesitamos leer y conocer la Palabra de Dios. La Palabra de Dios nos da testimonio acerca del Señor Jesucristo, así que no podemos tener el conocimiento adecuado de Él sin leer y conocer la Biblia.

De hecho, como los magos desconocían las Escrituras acerca de Cristo, fueron a Jerusalén, asumiendo erróneamente que el Rey de los judíos nacería en la capital. Pero una vez que fueron corregidos por las Escrituras, continuaron su camino de Jerusalén a Belén. Mateo 2:9-11 nos relata lo que sucedió después:

“Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto aparecer les guiaba hasta que llegó y se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron sobremanera con gran gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con María Su madre, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, olíbano y mirra”. 

La nota 1 sobre estrella en el versículo 9 dice:

“Cuando los magos fueron corregidos por las Escrituras y reencauzados, la estrella se les apareció de nuevo. La visión viva siempre va a la par de las Escrituras”. 

Al tener el conocimiento adecuado de las Escrituras más la visión viva, los magos fueron guiados al lugar exacto donde estaba el Señor. Allí lo vieron con sus propios ojos, lo adoraron como Dios y le ofrecieron regalos preciosos.  

Tener un corazón que busca al Señor 

¿Cómo podemos aplicar los puntos importantes de esta historia a nuestra vida cristiana hoy?

La Biblia revela la persona maravillosa de Cristo en muchos aspectos. Es asombroso tener acceso a las Escrituras y poder aprender acerca de Él a través de Su Palabra. Pero no deberíamos estar satisfechos con sólo saber acerca de Él.

De hecho, Jesús mismo dijo a los judíos en Juan 5:39-40:

“Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí. Pero no queréis venir a Mí para que tengáis vida”. 

La nota 1 del versículo 39 sobre la frase Escudriñáis las Escrituras dice:

“Es posible escudriñar las Escrituras y no venir al Señor (v. 40). Los religiosos judíos escudriñaban las Escrituras pero no estaban dispuestos a venir al Señor. Estas dos cosas deben ir juntas. Puesto que las Escrituras dan testimonio del Señor, no deben estar separadas de Él. Es posible tener contacto con las Escrituras sin tener contacto con el Señor. Sólo el Señor puede dar vida”. 

Definitivamente es posible acudir a la Biblia y recibir conocimiento acerca del Señor. Pero no queremos que lo que aprendamos acerca de Cristo nos sea sólo conocimiento mental en letra muerta. Cuando venimos a la Biblia también deberíamos venir a Él con un corazón que busca, un corazón amoroso que desee conocerlo personalmente.

Con esto en mente, podemos hacer oraciones sencillas como ésta:

“Señor Jesús, quiero ver más de quien Tú eres en la Palabra. Pero no quiero estar satisfecho con sólo saber acerca de Ti. Quiero venir a Ti y conocerte en mi experiencia. Por eso, Señor, dame un corazón que siempre vaya en pos de Ti”.  

Somos bendecidos de que podemos leer las Escrituras, las cuales nos revelan al Cristo maravilloso. Que también podamos recibir una visión viva de Cristo y tengamos un corazón que lo busque, venga a Él y lo experimente.

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