¿Cómo deberían responder los cristianos a la situación mundial?
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Pídala ahoraPareciera que todos los días somos rodeados por noticias desgarradoras de odio y conflicto entre personas en todas partes, tanto a escala local como mundial. La creciente violencia nos deja desconsolados, ansiosos e inquietos.
Además, pareciera que la agitación económica y las dificultades que la acompañan, los problemas medioambientales y la creciente agitación social se están convirtiendo en elementos fijos de la vida actual. Los problemas del mundo parecen ser insuperables sin una solución a la vista.
¿Cómo deberíamos reaccionar los creyentes ante los enormes problemas del mundo actual?
En primer lugar, necesitamos ver cuál es la verdadera fuente de todas las cosas terribles en el mundo, y en segundo lugar, necesitamos ver que Dios desea específicamente que hagamos dos cosas hoy: orar y compartir las buenas nuevas del evangelio con las personas.
El objetivo del diablo: destruir a la humanidad
La Biblia revela que Dios tiene un enemigo: el diablo, Satanás, quien se opone activamente a Dios y a la voluntad de Dios. Satanás es la fuente de toda maldad.
El relato en Génesis 1 y 2 nos dice que Dios creó a Adán y Eva y los puso en un huerto. En este huerto estaba el árbol de la vida, que representa a Dios, y el árbol del conocimiento del bien y del mal, que representa a Satanás.
Dios quería que Adán y Eva participaran del árbol de la vida para que compartieran la vida divina de Dios. Al participar del árbol de la vida, ellos tendrían la vida de Dios y podrían vivir por Dios y expresarlo. Éste era el deseo del corazón de Dios.
Pero con respecto al árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios les advirtió en Génesis 2:17:
“Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día en que comas de él, ciertamente morirás”.
Ya que Adán, quien representaba a toda la humanidad, era el centro del deseo del corazón de Dios, llegó a ser el centro de los esfuerzos de Satanás para impedir que Dios consiguiera lo que Él quería. A través de la influencia sutil y engañosa de Satanás, Adán y Eva desobedecieron el mandato de Dios y tomaron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, envenenándose con la naturaleza maligna de Satanás. A partir de ese único acto, toda la humanidad fue contaminada con el pecado, lo que resultó en la caída de toda la raza humana. Y debido a que el Dios santo y justo no puede tolerar el pecado, la humanidad fue separada de Dios.
Desde entonces, Satanás ha estado buscando incesante y activamente dañar e incluso destruir a la humanidad que Dios creó con tanto amor para Su propósito. Todas las cosas terribles que han sucedido a lo largo de la historia han sido instigadas por el diablo obrando dentro de los seres humanos caídos, y él continúa esa obra hoy. En 1 Pedro 5:8, se nos advierte:
“Sed sobrios, y velad. Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
El objetivo de Dios: salvar a la humanidad
Sin embargo, en medio de esta situación sombría, hay esperanza para toda la humanidad. Dios se hizo un hombre llamado Jesús. En Juan 10:10, Jesús dijo:
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Vida aquí en griego, el idioma original del Nuevo Testamento, es zoé, que se refiere a la vida eterna y divina. La intención original de Dios era que la humanidad poseyera y compartiera Su vida divina. Puede que Satanás haya interferido, pero Dios nunca se rinde. Todo lo que Él planea, Él lo cumple.
Pero ya que la humanidad caída y pecaminosa fue separada de Dios, ¿cómo podría alguien tener la vida divina de Dios?
En Juan 10:11, Jesús continuó:
“Yo soy el buen Pastor; el buen Pastor pone Su vida por las ovejas”.
Jesús es el buen Pastor, el mismo Dios Todopoderoso que se hizo un hombre y vivió una vida perfecta y sin pecado. Luego puso Su propia vida por nosotros, las ovejas perdidas, para redimirnos y traernos de vuelta a Dios.
Nuestro Pastor nos salvó del juicio de Dios al derramar Su sangre por nosotros. Luego, en resurrección, Él llegó a ser el Espíritu vivificante, que puede entrar y dar vida a cualquiera que se arrepienta y crea en Él.
El Señor Jesús hizo mucho para salvar a las personas y darles vida, pero muchos no saben nada acerca de Él. Otros tienen conceptos erróneos acerca de quién Él es. Necesitan conocer a este Pastor maravilloso que los ama y quiere darles vida. Necesitan saber todo lo que Él ya ha hecho por ellos. ¿Cómo pueden saberlo? Necesitamos orar por ellos y proclamarles las buenas nuevas de Jesucristo.
Necesitamos orar por todos los hombres
El empeoramiento de la condición del mundo puede causar fácilmente que nos sintamos deprimidos y nos desanimemos. Pero en Lucas 18:1, el Señor Jesús animó a sus discípulos a “orar siempre, y no desmayar”.
Luego, en 1 Timoteo 2:1-4 el apóstol Pablo escribió:
“Exhorto ante todo, a que se hagan peticiones, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que llevemos una vida tranquila y sosegada en toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad”.
En el Nuevo Testamento Versión Recobro, la nota 1 sobre todos los hombres en el versículo 4 explica:
“Debemos orar por todos los hombres (v. 1), porque Dios nuestro Salvador desea que todos ellos sean salvos y conozcan la verdad. Nuestra oración es necesaria para que se lleve a cabo el deseo de Dios”.
Definitivamente, Dios es todopoderoso, pero Él necesita que cooperemos con Su deseo de que todos los hombres sean salvos al orar por ellos. Nuestras oraciones le dan a Dios una manera de obrar en la vida de las personas para que se arrepientan y crean en el Salvador. Es por eso que debemos orar por nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo e incluso por todos los hombres para que sean salvos.
Necesitamos compartir las buenas nuevas de Jesucristo
Lo segundo que debemos hacer es ir y compartir el evangelio, las buenas nuevas de nuestro querido Señor Jesús, con las personas.
En Mateo 28:18-20, el Jesús resucitado se apareció a sus discípulos y les ordenó:
“Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todo cuanto os he mandado; y he aquí, Yo estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación del siglo”.
Este mandato se aplica no sólo a los discípulos que estaban con el Señor en ese entonces, sino a todos los creyentes. Debemos hacer discípulos a todas las naciones, es decir, proclamarles el evangelio.
¿Qué significa id? No significa exclusivamente ir como misioneros a un país extranjero. Puede que la mayoría de nosotros nunca tengamos esa oportunidad. Pero cada uno de nosotros puede ir a nuestros amigos y parientes y hablarles del Señor Jesús. Después de todo, ¿cómo pueden arrepentirse y creer en Jesucristo si nadie les habla de todo lo que Él ha hecho por ellos? Romanos 10:14 dice:
“¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien proclame?”.
Las personas necesitan al Señor Jesús, y Dios desea salvarlas. Dios ha puesto en nuestras vidas a las personas que nos rodean para que podamos orar por ellas y proclamarles el evangelio. Así es como pueden ser perdonadas de sus pecados, recibir la vida divina de Dios, y ser llevadas de vuelta al propósito maravilloso de Dios para con ellas. Que todos veamos esta necesidad y cooperemos con el Señor para orar por todos los hombres y proclamar el evangelio.
Si desea compartir el evangelio con alguien, le animamos a que visite nuestra página Comparta las buenas nuevas, donde encontrará recursos del evangelio, como tratados, vídeos y entradas de blog. Todo se puede compartir fácilmente con las personas que conoce y por las que está orando. Una vez que sean salvos, también puede ayudarles a pedir un Nuevo Testamento Versión Recobro aquí para que puedan comenzar a leer y entender la Palabra de Dios.
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