¿Qué es la conciencia?

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En la actualidad es muy común escuchar que las personas tengan una conciencia social o de la necesidad de tener empresas que tengan una conciencia social. Es decir, que tomen cuidado del medio ambiente y los recursos naturales, o ayuden a los más desafortunados con beneficios empresariales. También escuchamos sobre personas famosas que van y ayudan a otros países y son admirados por decir que tienen una conciencia social.

Las obras caritativas ciertamente son admirables y como creyentes en Cristo debemos prestar atención a las palabras expresadas por el Señor Jesús, las cuales nos dicen que debemos acordarnos de los pobres, ser dadores alegres y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Pero según la definición de conciencia, como cristianos debemos acudir a la Biblia y no meramente atender lo que ésta representa en la sociedad actual. Miremos algunos versículos y notas de estudio en la Versión recobro para darnos cuenta lo que dice la Biblia acerca de la conciencia.

Lo que representa la conciencia

Cada ser humano, independientemente de su cultura, etnia o trasfondo, tiene una conciencia. Nuestra conciencia es la parte de nuestro espíritu humano que nos dice cuando hemos hecho algo mal y hemos ofendido a Dios. Veamos lo que nos dice Romanos 2:15:

“Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia junto con ella, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”.

La nota de estudio referente a conciencia dice esto:

“La conciencia del hombre corresponde a la naturaleza humana creada por Dios, y lo capacita para que sepa lo que Dios justifica y lo que condena”.

¿De qué manera podemos saber lo que Dios justifica o aprueba y lo que condena? esa es la función de nuestra conciencia. La función de nuestra conciencia es hacernos saber cada vez que pecamos, ofendemos a Dios u ofendemos a otros. Actúa como una alarma contra incendios que suena cuando estamos mal y permanece en silencio cuando no tenemos ningún problema con Dios.

Todos hemos escuchado la voz de nuestra conciencia cuando pecamos o hemos hecho algo que no corresponde con la naturaleza santa, justa y amorosa de Dios. Nuestra conciencia nos redarguye, no importa cuanto intentemos suprimir esa voz o nos esforcemos por tener la razón en nuestras acciones, la conciencia persiste en condenarnos. En realidad, esto es algo bueno, de otra manera seríamos como una casa sin alarma contra incendios; no nos daríamos cuenta de que estamos siendo desaprobados por Dios. Nuestra conciencia nos deja saber en términos bien claros lo que Dios condena.

Debido a nuestra conciencia, nos dimos cuenta de la diferencia que hay entre el bien y el mal incluso antes de ser salvos. Cuando no éramos salvos, nuestra conciencia nos mostró que éramos pecaminosos y que necesitábamos a un salvador. Después de que somos salvos, el Señor vive en nuestro espíritu y nuestra conciencia es aún más sensible y activa que antes. Nos dice cuando hemos pecado y cuando nuestros pecados crean un problema entre nosotros y Dios, lo cual interrumpe nuestra comunión con Él.

¿Qué significa tener una buena conciencia?

1 Timoteo 1:5 dice:

“Pues el propósito de esta orden es el amor nacido de un corazón puro, una buena conciencia y una fe no fingida”.

Parte de la nota 3 para este versículo explica lo que significa tener una buena conciencia:

“Una buena conciencia es una conciencia sin ofensa (Hch. 24:16)”.

Nuestra conciencia es “buena” no porque hemos hecho buenas obras, sino porque es sin ofensa. Tenemos una buena conciencia cuando no tenemos de que nos condene nuestra conciencia. Nuestra conciencia es buena cuando no hemos ofendido a Dios o a cualquier otra persona.

De modo que, conforme a lo que vemos en la Palabra de Dios, es muy posible que hagamos buenas obras, tengamos una conciencia social, ayudemos a los pobres y los que están en necesidad, y aún así no tengamos una buena conciencia.

Todo depende; si hemos ofendido a Dios, nuestra conciencia nos condena. Durante ese tiempo no tenemos una buena conciencia, una conciencia libre de ofensa, independientemente de los actos caritativos que llevemos a cabo. Estos actos no pueden eliminar o cubrir una ofensa hacia Dios en la conciencia.

¿De qué manera podemos tener una buena conciencia?

Debido a que todavía somos pecadores, incluso después de ser salvos, corremos el riesgo de pecar. No nos cuesta ningún trabajo ofender a Dios por medio de pecar o desobedecerlo u ofender a otros con nuestras palabras y acciones. Y cuando lo hacemos, nuestra conciencia nos condena.

Así que, ¿de qué manera podemos tener una buena conciencia, una que sea libre de ofensa? Muchas veces cuando nuestra conciencia nos advierte de que hemos pecado, nuestra primera reacción es razonar en nuestra mente para justificar o tener una excusa para nosotros mismos en cuanto a nuestras acciones.

Pero, de hecho, solamente la sangre de Cristo puede purificar nuestra conciencia y tratar con las ofensas que están allí. Hebreos 9:14 nos da esta palabra maravillosa:

“¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a Sí mismo sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para que sirvamos al Dios vivo?”

Únicamente la sangre de Cristo y no nuestras buenas obras, tomar la decisión de mejorar o lamentarnos de nuestros pecados, puede purificar nuestra conciencia y lavar nuestras ofensas. Sencillamente debemos confesar a Dios los pecados que nuestra conciencia nos deja saber. Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, Él inmediatamente nos perdona y nos lava de la mancha de pecado. Dios está satisfecho con la sangre de Jesús y nuestra conciencia purificada está en paz y en buen estado de nuevo.

¿Por qué es importante tener una buena conciencia?

La Biblia da a los creyentes una palabra específica en 1 Timoteo 1:19 para mostrarnos cuán importante es tener una buena conciencia:

“Manteniendo la fe y una buena conciencia, desechando las cuales naufragaron en cuanto a la fe algunos”.

La primera parte de la nota 1 en este versículo explica algo más:

“La fe y la buena conciencia (veáse la nota 53) van juntas. Siempre que haya una ofensa en nuestra conciencia, habrá un agujero, y nuestra fe se escapará”.

Debido a que la fe y la buena conciencia van juntas, el estado de nuestra conciencia afecta nuestra fe. Cuando permitimos que una ofensa permanezca sin ser resuelta en nuestra conciencia, nuestra fe se escapará. El hecho de que nuestra fe se escape puede causar que perdamos nuestra fe en el Señor al punto de que llegamos a naufragar en cuanto a nuestra fe.

La nota 2 explica naufragar:

“Esto muestra la seriedad de desechar la fe y la buena conciencia. Mantener la fe y la buena conciencia es una salvaguarda para nuestra fe y nuestra vida cristiana. La palabra naufragar implica que la vida cristiana y la vida de la iglesia son como un barco que navega sobre un mar tempestuoso, y por ende necesitan ser salvaguardadas por medio de la fe y de una buena conciencia”.

Visualizar las imágenes de un naufragio nos muestra las consecuencias de descuidar nuestra conciencia e ignorar su hablar cuando ofendemos a Dios. ¡Cuán sobria es esta palabra!

No queremos ser aquellos que naufragan en cuanto a nuestra fe. A fin de que podamos continuar en nuestra vida cristiana, debemos mantener una buena conciencia. Esto se lleva a cabo al estar bien delante de Dios y el hombre, al tener una conciencia que no tiene ninguna ofensa por la cual seamos condenados.

¡Gracias al Señor por Su Palabra clara en cuanto a la conciencia en la Biblia! que podamos prestar atención a nuestra conciencia en vez de razonar sobre nuestros pecados; aprendamos a tratar con cualquier ofensa por medio de confesar ese pecado a Dios. Ciertamente podemos experimentar la purificación de nuestra conciencia mediante la preciosa sangre de Cristo y seguir en nuestra vida cristiana asidos de la fe y una buena conciencia.

Todos los versículos y las notas son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí.