Siete maneras de tener un nuevo comienzo con el Señor

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Como creyentes, nuestro deseo es tener una relación íntima con Dios. Cualquiera que haya sido nuestra experiencia el año pasado, le damos gracias al Señor que podemos darnos de una manera fresca a ir en pos de Cristo diariamente este año. Al comenzar este nuevo año, consideramos que sería bueno compartir con ustedes siete maneras de tener un nuevo comienzo con el Señor.

Los siguiente puntos incluyen citas de maestros de la Biblia, predicadores, obreros cristianos y autores reconocidos que sirven para motivarnos e inspirarnos.

1. Amar al Señor Jesús

“Si usted desea aprender a apreciar más a Cristo, lea este libro [la Biblia] frecuentemente y en oración”.—H. A. Ironside

Para tener una relación íntima con el Señor Jesús, es esencial que le amemos, y nuestro amor y apreciación por Él resulta de conocerle a Él y saber lo que Él ha hecho por nosotros. Mientras más le conocemos al leer Su Palabra, más le amamos. Podemos comenzar este año al pedirle al Señor que renueve nuestro amor por Él y nos dé un anhelo profundo por Él en Su Palabra a fin de que sólo podamos estar satisfechos hasta que le encontremos, miremos y toquemos en Su Palabra. Con gusto el Señor contestará este tipo de oración.

2. Pasar tiempo con Él

“Nunca he visto a un hombre o a una mujer que después de haber pasado quince a veinte minutos a solas con el Señor cada día el rocío no permaneciera todo el tiempo con ellos. Tampoco he conocido a ninguno que se haya descarriado”.—D.L. Moody 

Sencillamente debemos pasar tiempo con Aquel a quien amamos. Nada puede sustituir que pasemos un tiempo dedicado a solas con Él, libre de las distracciones, especialmente temprano en la mañana. Al pasar tiempo con Él primero, antes de que nos envolvamos en los asuntos del día, le experimentaremos como el rocío que refresca en nuestra comunión con Él. Solamente al apartar un tiempo para pasar con Él, conoceremos a Cristo, creceremos en nuestra relación con Él y creceremos en Su vida.

3. Alimentarse de Él en Su Palabra

“El ‘buen alimento’ es…el alimento que procede de la Palabra de Dios, porque de igual manera que el alimento fortalece los tejidos de nuestro cuerpo, repara los desperdicios y preserva nuestra salud, así es la Palabra de Dios, el alimento perfecto del alma”.—W.H. Griffith Thomas

La Biblia es nuestro alimento espiritual. En Jeremías 15:16 el profeta dijo: “Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; y Tu palabra me fue por alegría y por gozo de mi corazón”. Debemos acudir hambrientos a la Palabra a diario a fin de gustar y disfrutar a Dios, comer y beber de Él, y ser nutridos y satisfechos por Él. Alimentarnos de Su Palabra de esta manera imparte Su vida en nosotros. Si no tenemos el apetito por Dios en Su Palabra, podemos sencillamente pedirle que nos lo dé.

4. Abrirse a Él en la Palabra

“Los puntos de la verdad, por más interesantes; el conocimiento espiritual, por más profundo o extenso; el análisis bíblico, por más preciso o valioso; todos dejan el corazón estéril y las emociones frías. Deseamos encontrar a Dios en la Palabra, y al encontrarlo, alimentarnos de Él en fe”.—C.H. Mackintosh

Cuando acudimos a la Biblia meramente para obtener conocimiento o recibir una guía, es muy posible que el Señor pase desapercibido. El Señor Jesús dijo en Juan 5:39-40 “ Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí. Pero no queréis venir a Mí para que tengáis vida”. Cuando venimos a la Biblia, debemos venir a contactar al Señor mismo y volver nuestro corazón nuevamente a Él. No debemos separar la Palabra de Cristo, sino venir y encontrar al Señor en Su Palabra.

Mientras buscamos al Señor en Su Palabra, podemos conversar con Él acerca de lo que estamos leyendo. También podemos confesarle nuestros pecados mientras la luz de Su Palabra nos ilumina. Podemos cantarle, alabarle y adorarle con lo que hallamos en la Palabra. Nuestro tiempo de lectura bíblica debe de ser un tiempo de comunión con el Señor.

5. Permanecer en las porciones pequeñas

“Toda lectura debe ser acompañada con meditación y oración. Lea un poco, ore y medite más”.—John Wesley

A menudo tratamos de leer mucho a la vez o leemos la Palabra de Dios demasiado rápido. Esta no es una manera saludable de asimilar la Palabra; de igual manera, cuando consumimos muy rápido un platillo enorme, esto no es muy saludable para nosotros físicamente. Al igual que con el alimento físico, es mejor consumir espiritualmente una porción pequeña e incluso masticarla y digerirla por medio de la oración. Cuando masticamos la Palabra de esta manera, nos nutre y se queda con nosotros todo el día.

6. Leer la Palabra acompañada con la oración

“La conexión vital entre la palabra y la oración es una de las lecciones más sencillas y una de las primeras de la vida cristiana”.—Andrew Murray

Nuestro tiempo con el Señor en Su Palabra debe estar lleno de oraciones conversacionales y de la lectura en voz alta de las Escrituras. Mientras leemos, podemos orar la Palabra, a tal punto que la Palabra se convierta en nuestra oración. De esta manera, hablar las Escrituras se convierte en nuestra oración a Dios y leer se convierte en poder escucharlo a Él.

7. Enfocarse en contactarlo a Él y no en llevar a cabo un deber

“Lo primero que debe preocuparnos no tiene que ver con cuánto debemos servir al Señor o cuánto debemos glorificar al Señor, sino cómo debe nuestra alma permanecer en un estado de alegría y cómo nuestro ser interior debe ser nutrido”.—George Mueller

En vez de ser una rutina seca o un deber, nuestro tiempo con el Señor en Su Palabra debe ser un tiempo de deleitarnos en el Señor. Este tiempo debe lograr que nuestros corazones estén alegres en Él y debe provenir de nuestro deseo puro y único por Dios mismo. En vez de ir en busca del conocimiento bíblico o respuestas a nuestras oraciones, este tiempo debe ser para quedarse en Su presencia a fin de disfrutarle de manera íntima.

Que este año todos podamos tener un nuevo comienzo con el Señor y sigamos desarrollando una relación personal con Él al pasar tiempo con Él. Que todos podamos aprender a ser nutridos con la Palabra de forma más profunda y que podamos renovar y enriquecer nuestros tiempos diarios de comunión personal con Él.